13/10/15

Prólogo

Regularmente, justo cuando los meses, los años o los tortuosos lapsos académicos llegan a su esperado fin, cuando los planetas y las satélites se preparan para dar media vuelta y moverse de regreso a su lugar de partida, mi cerebro intenta sincronizarse con los movimientos astronómicos e inicia un acelerado proceso de renovación. La retrospectiva, entonces, define un agosto o un febrero aburrido, un 2014 tedioso o un semestre lleno de tiempo perdido; los cuales, elementalmente, solo pueden ser reivindicados con nuevos esfuerzos por volver a comenzar con el pie derecho—el pie de los grandes planes, los viajes a lugares emocionantes y la diversión asegurada—y no patinar por el camino resbaloso.

Ese es, básicamente, un resumen un poco idealizado de lo que sucede cada vez que termino una etapa; no obstante, así como las esperanzas de cambio marcan el ritmo de mis primeros pasos en cada camino que emprendo, cada conclusión termina siendo, tristemente, digna de un alegre nuevo reinicio. De allí que sepa, porque me conozco, que me tomará mucha concentración—ese elemento mágico que nunca recuerdo agregar a mis proyectos—para continuar con esta idea, que se manifiesta en forma de un pretencioso blog personal para organizar y registrar los pensamientos que me asaltan en la camionetica de vuelta mi casa, pero que olvido un par de días después, y las innovaciones revolucionarias que usualmente descarto cuando recuerdo que tengo tareas pendientes.

Deséenme suerte.