4/12/17

El asaeteado

Recuerdo con la claridad que mi decepcionante memoria a largo plazo me permite, cómo hace 4 años intenté por primera vez aprender sobre poesía, en un burdo impulso por profesionalizar la escritura que nunca había sido más que una válvula de escape en mi vida. Emergente y ocasional como la satisfacción creativa.

1/1/17

Obertura



Doce meses atrás, un Alejandro distinto no entendía muy bien cuán apropiado era que los 18 años de edad marcaran el inicio de la adultez. Un orgullo propio de alguien constantemente acreditado como “maduro”, me hacía sentir que ya estaba viviendo lo necesario para ser considerado un adulto. Entonces, justo al cumplir la mayoría de edad, parecía mucho más probable que las cosas fueran lo mismo de siempre, de la forma más desanimada posible, y me negaba a creer en los cambios positivos que todos me anticipaban que ocurrirían. No obstante, como siempre sucede en las historias de predisposición, todo fue muy diferente a lo que pensé y la manera optimista con la que inicio este 2017 es, quizá, la mayor prueba de las transformaciones ocurridas.

No sé si por pura por pura casualidad o por una suerte de entropía universal que hace que el decimoctavo año de vida sea radicalmente distinto al resto, pero solo a unas semanas después del inicio del 2016, el retraído y ansioso yo ya había sobrevivido a su primer viaje sin su familia, se había relacionado con jóvenes de todo el país, había empezado a convertirse en una figura de liderazgo dentro de una organización, había iniciado por primera vez un semestre en la universidad sintiendo que estudiaba la carrera correcta y se había abierto emocionalmente ante su madre de un modo en el que jamás lo había hecho. 

Los meses posteriores no fueron menos acontecidos. Nuevos lugares visitados, nuevas personas conocidas y nuevas experiencias vividas en medio de una Venezuela cada vez más retadora, donde los hermanos se despiden por periodos indefinidos o violentamente permanentes, fueron dando forma a una nuevas versión de mí mismo. Todas las grandes vivencias que tuve junto a grandiosas personas, en un año que resultó no ser tan monótono como esperaba, fueron definiendo la figura un Alejandro Pérez Morales que el anterior ni siquiera podría reconocer, uno que entiende mucho más sobre la increíble importancia del amor, la amistad, la perseverancia, el optimismo y por sobre todo, la convicción. 

Así, exactamente doce meses después de la última vez que publiqué en este blog, es esa misma convicción la que, en primer lugar, me hace saber que no soy tan adulto como creía y que aún me falta mucho por aprender; la que me invita a escribir confiando en que el año que acaba de comenzar será mil veces mejor que el anterior; y la que, finalmente, me muestra que transcurrir por el comienzo de esta nueva etapa habría sido imposible sin las personas que me acompañaron a lo largo de él.

30/12/15

La transición


Debo confesar que cuando pensé en la idea de crear una entrada para el blog que funcionara como una clausura a este año que finaliza mañana, no estaba muy seguro de qué temas podría abordar que fueran atrayentes o útiles en algún sentido para alguien, sobre todo porque, en general, es bastante complicado hacer que el relato de experiencias tan personales, como las que aparecen en este espacio, sean de algún modo relativo para personas distintas a mí. Al analizar un poco el tipo de publicaciones que con frecuencia aparecen en el directorio de blogs personales de Blogger y Wordpress para tratar de orientarme, aprecié que las resoluciones de año nuevo—cuyos tópicos raras veces se materializan o duran más de un par de meses—, los recuentos cronológicos de lo sucedido durante el año como sinónimo de una vida llena de experiencias interesantes y las enumeraciones de deseos para el mundo del 2016, apremian como las formas de publicaciones más típicas. En aras de hacer honor a mi visión simbólica de las cosas, he decidido entrelazar estas tres manifestaciones rituales de víspera de año nuevo, en la medida de lo posible y de la manera más propia que pueda. 

14/12/15

Dos letras de poder

No sé en qué dirección y con qué propósitos se maneja, pero luego de procesar un poco todos los sucesos ocurridos esta fin de semana, durante el retiro de fin de año de la organización a la que pertenezco, me di cuenta de cómo había sido afectado por una algo que no comprendo del todo.

15/11/15

¿Ahora por quién oramos?


Aunque había estado tratando de alejarme un poco de la polémica suscitada en las redes sociales tras los recientes y terribles acontecimientos en París, principalmente para librarme de la presión que ejercen las opiniones sobre el caso—que solo han estado tratando de anularse entre sí—, luego de pensar un poco sobre cuál podría ser el siguiente tema del que podría hablar en mi blog y darme cuenta de cómo esta semana ha sido una especie de punto de convergencia entre un montón de cosas relativas al asunto, sentí que en esta ocasión debía unirme al debate público.